martes, 25 de septiembre de 2012

TODO SOBRE TDAH



Causas

El TDAH es uno de los trastornos más importantes en el área de la Psiquiatría Infanto-Juvenil y es posiblemente, la patología más estudiada. En principio, se sabe que su aparición está vinculada a una producción insuficiente de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina. 
Los neurotransmisores son sustancias químicas cuyo objetivo es producir una correcta comunicación entre las neuronas. Para que esto se lleve a cabo, debe existir una cantidad adecuada de dopamina y noradrenalina. En el niño con TDAH la producción de estos dos neurotransmisores es irregular.

Este déficit de dopamina y noradrenalina genera problemas en los circuitos reguladores de varias zonas del cerebro: el córtex prefrontal, el cuerpo calloso y los ganglios basales.
  • Córtex prefrontal: Se encarga de la función ejecutiva: cómo planificar una acción, iniciarla, controlar si se está haciendo bien o mal, darse cuenta de ello y corregir los errores, ver si se está siguiendo el plan, evitar distracciones, poder ser flexible si las circunstancias cambian y ser capaz de acabar la acción. Los niños con TDAH tienen un córtex prefrontal más pequeño, que funcionan a un ritmo menor que en circunstancias normales.
  • Cuerpo calloso: Es la estructura que conecta los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo, coordinando las funciones de ambos. 
  • Ganglios basales: Incluyen la corteza frontal, el cuerpo calloso y los ganglios basales llamados globus palidus y núcleo caudado. El globus palidus y el núcleo caudado son más pequeños en niños con TDAH; estas regiones se encargan de coordinar o filtrar la información que llega de otras regiones del cerebro. Al reducir la información que llega de otras zonas e inhibir las respuestas automáticas, estas zonas están implicadas en el control de los impulsos.

Factores biológicos y psicosociales

El origen de las irregularidades en la producción de dopamina y noradrenalina, y por tanto, de la comunicación entre los circuitos de estas zonas cerebrales es desconocido. Por otra parte, los estudios sugieren que no existe una única causa que provoque el TDAH; éste se origina, más bien, en respuesta a muchas causas que se dan a la vez en el niño que lo desarrolla. En este sentido, podemos distinguir entre factores biológicos y psicosociales

Factores biológicos:

Están relacionados con factores genéticos y diversos acontecimientos que se producen durante el embarazo (prenatales) o en torno al nacimiento del niño (perinatales). De hecho, casi todas las causas del TDAH se producen durante esta etapa. Por ello se puede afirmar que el TDAH es altamente hereditario y que está más relacionado con la genética que con el entorno.
Entre los factores biológicos más importantes podemos enumerar los siguientes:
  • Causa genética: Se ha demostrado un claro componente genético del TDAH; aquellos niños cuyo padre o madre hayan sufrido TDAH tienen un 75% de probabilidades de padecer este trastorno.
  • Bajo peso al nacer: multiplica por tres el riesgo de padecer TDAH.
  • Que la madre fume durante el embarazo: multiplica el riesgo por tres.
  • Que la madre beba alcohol: multiplica el riesgo por 2,8.

Factores psicosociales

Existe una mayor prevalencia de este trastorno en los medios urbanos desfavorecidos. Los factores son varios: ambientes de pobreza, malnutrición y exclusión social, problemas familiares y violencia en el hogar contribuyen a su desarrollo y perpetuación. Del mismo modo, un medio escolar desorganizado o muy desestructurado provoca un deterioro de la conducta del niño y un mayor fracaso escolar.

Cómo se detecta

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) provoca en los niños:
  • Hiperactividad
  • Impulsividad
  • Déficit de atención
Muchos de estos comportamientos son normales en la mayoría de los niños; la diferencia es que en los niños sin TDAH, estos síntomas tienden a disminuir según crecen y pasan de la educación infantil a la primaria.
A la hora de distinguir entre un niño con TDAH y un niño sin TDAH, es importante tener en cuenta la cantidad e intensidad de los síntomas y su permanencia en el tiempo y en diferentes situaciones. En los casos de TDAH, las conductas hiperactivas e impulsivas, así como los síntomas de inatención, son:
  • Más intensos de lo que se espera
  • Se manifiestan en más de un lugar (colegio, casa, etc.)
  • Suelen prolongarse por más de seis meses.
Además, hay que dejar claro que no todos los síntomas son iguales en todos los pacientes; éstos pueden existir en diferentes grados de gravedad.

Hiperactividad

  • No pueden permanecer sentados en situaciones que lo requieren.
  • Cuando están sentados, cambian de postura con frecuencia y mueven los pies y las manos constantemente.
  • Corren o saltan excesivamente en situaciones inapropiadas.
  • Tienen dificultad para jugar o divertirse en silencio o tranquilamente.
  • Suelen entorpecer los asuntos de los demás, tocan cosas que no deben.
  • Están siempre en movimiento, como si estuvieran con el "motor en marcha".
  • Hablan en exceso.
  • Suelen tener más accidentes de los normales.

Impulsividad

  • Actúan antes de pensar. Sólo ven las consecuencias de sus actos cuando es demasiado tarde y ya han dicho o hecho algo fuera de lugar; sin embargo, no aprenden y vuelven a reaccionar de forma irreflexiva.
  • Interrumpen constantemente conversaciones y juegos.
  • Se muestran impacientes; les cuesta esperar su turno.
  • Suelen resistirse a la disciplina.
  • Responden bruscamente y antes de que se haya completado la pregunta.
  • Se entrometen en los asuntos de otros.
  • Suelen ser poco previsores y olvidan planificar.
  • No distinguen el peligro, se enfrascan en actividades peligrosas.
  • Escasa tolerancia a la frustración.

Déficit de atención

  • Tienen dificultades para mantener la atención en tareas o en el desarrollo de actividades lúdicas.
  • Evitan comprometerse en actividades que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • Pueden tener problemas para priorizar las tareas, cometen errores por descuido en los deberes escolares y otras actividades, ya que no prestan suficiente atención a los detalles.
  • No parecen escuchar cuando se les dirige la palabra.
  • Se distraen con facilidad; suelen dejar lo que están haciendo para atender a ruidos o hechos triviales.
  • Les cuesta seguir instrucciones u órdenes y no finalizan sus tareas.
  • Tienen dificultades para organizar sus tareas y actividades.
  • Son muy olvidadizos en sus tareas cotidianas.
  • Cambian continuamente el foco de atención, sin alcanzar nunca el objetivo final.
  • Pierden con frecuencia los elementos necesarios para sus tareas o actividades (lápices, cuadernos, juguetes, etc.).

Diagnóstico

Un diagnóstico preciso y a tiempo es el primer paso para paliar los síntomas del TDAH y prevenir sus complicaciones. No existe una edad ideal para acudir al profesional; esto dependerá de las características de cada caso. En principio, se le debe consultar siempre que se observen problemas en el funcionamiento cotidiano de un niño respecto a lo que se espera por su edad a nivel personal, social y escolar.
Las manifestaciones del TDAH suelen aparecer con el inicio de la escuela primaria. Esto se debe a que durante los primeros años de escolaridad, se exige al niño una serie de demandas a las que no está acostumbrado:
  • Permanecer sentado durante mucho tiempo
  • Horarios más estructurados
  • Realizar deberes en casa
  • Mantener una gran atención y control sobre sí mismo.
Estos cambios, que para la mayoría se producen de forma natural, no son tan sencillos para los niños con Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH). El gran número de exigencias a las que el niño con TDAH no puede responder, hace evidente la necesidad de un diagnóstico de la mano de un profesional clínico especializado.
Generalmente, son los padres, profesores, psicólogos escolares, pedagogos o pediatras los que primero pueden detectar un posible TDAH en un niño que tiene problemas que no se explican. Pero son los profesionales médicos (neuropediatra, psiquiatra infantil, psiquiatra o neurólogo) los que realizarán un diagnóstico definitivo. Éste es fundamentalmente clínico e incluye:
  • Entrevistas con los padres y el niño
  • Una evaluación de la información de los profesores
  • Exámenes físicos
  • Pruebas complementarias para descartar otros problemas.
Todos estos recursos tienen como objetivo detectar la existencia del TDAH, descartando aquellos síntomas que sean normales para la edad o inquietudes relacionadas a algún factor social externo. También deben descartarse problemas médicos (neurológicos o endocrinológicos), toxicidad por medicaciones o drogas, problemas psiquiátricos y pedagógicos.
Sólo un diagnóstico minucioso conducirá al tratamiento más adecuado para el niño. Una vez que éste se establece, el médico realiza un plan de tratamiento que puede incluir la participación de un psicólogo, un pedagogo, un profesor de apoyo y de otros profesionales.

Entrevistas

Lo primero que hará un médico ante un niño con posible TDAH será escuchar a los padres y al niño en una entrevista, para que describan la naturaleza de los problemas de su hijo.
Durante la misma se recoge la siguiente información:
  • Historia del desarrollo y de otros posibles problemas médicos del niño
  • Datos importantes sobre su escolarización, ambiente familiar, social, etc.
  • Antecedentes de TDAH u otros problemas psiquiátricos en familiares del niño
  • Algún tipo de conflicto entre los padres
  • Métodos que tienen los padres para solucionar los problemas
Todos estos datos son fundamentales para el diagnóstico; no hay tests ni pruebas que puedan sustituir a una entrevista detallada y cuidadosa. Por ello es importante que los padres contesten con sinceridad a lo que se pregunta, sin ocultar nada, y no sólo dar detalles de lo que ellos creen que es importante.

Otras pruebas

Cuestionarios para padres y profesores: se utilizan para detectar síntomas del TDAH y otros problemas (como ansiedad, depresión, trastorno oposicional). Los cuestionarios son útiles para evaluar la intensidad del trastorno y la respuesta al tratamiento.
  • Evaluación del nivel intelectual del niño: para ello suelen utilizarse los tests de WISC, de Leiter o de Raven.
  • Pruebas del lenguaje y específicas del aprendizaje: para evaluar la lectura, escritura y matemáticas.
  • Pruebas específicas de atención: Test de Rendimiento Continuado (CPT), test de Caras y tes de Stroop.

Criterios de detección

El TDAH se clasifica dentro de los trastornos mentales. Su diagnóstico se basará principalmente en el cumplimiento de uno de los siguientes criterios, ambos reconocidos internacionalmente:
  • Criterios del manual CIE-10
  • Criterios DSM-IV-TR

Criterios del manual CIE-10

Son los criterios diagnósticos reconocidos y establecidos por la OMS (1992) para diagnosticar un TDAH . El CIE-10 requiere que el paciente evidencie:
  • 6 síntomas de inatención
  • 3 de hiperactividad
  • 1 de impulsividad 
Estos síntomas deben ser persistentes y manifestarse en más de un ambiente de su vida.

Criterios DSM-IV-TR

Los Criterios del Manual Estadístico y de Diagnóstico (DSM-IV-TR) son los más utilizados y han sido establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (2000). Aquí se define al TDAH de una forma más amplia y se requiere para el diagnóstico la presencia de:
  • 6 síntomas de atención
  • 6 de hiperactividad/impulsividad 
  • Síntomas en ambas áreas (seis de cada grupo)
  • Los síntomas deben estar presentes antes de los 7 años en al menos dos ambientes de la vida del niño y durar como mínimo seis meses. Por ello, el DSM-IV-TR define un trastorno con tres tipos posibles:
    • Hiperactivo/impulsivo
    • Inatento
    • Combinado
Y además, contempla la posibilidad de que un niño con TDAH de tipo inatento pueda no tener ningún síntoma de hiperactividad/impulsividad.
Según el DSM-IV-TR, todos y cada uno de los siguientes criterios que deben cumplirse para diagnosticar un TDAH :
Criterio A:
1. Durante seis meses han persistido seis o más síntomas de desatención, con (1 ó 2) una intensidad incoherente en relación con el nivel de desarrollo del niño. 
2. Seis o más síntomas de hiperactividad-impulsividad persisten durante 6 meses con una intensidad incoherente en relación con el nivel de desarrollo.
Criterio B: Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o desatención que causan alteraciones están presentes antes de los 7 años de edad.
Criterio C: Algunas alteraciones provocadas por los síntomas se presentan en dos o más ambientes (por ejemplo, en la escuela y en casa).
Criterio D: Deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo del funcionamiento social, académico o laboral.
Criterio E: Este criterio obliga a descartar otras causas de inatención, como trastornos generalizados del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico, y trastornos psiquiátricos (del humor, de ansiedad o de la personalidad)

Tratamiento multimodal

El tratamiento de los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) requiere de un programa multidisciplinar, adaptado a las características individuales del niño, como el sexo o la edad, y a agentes externos como el entorno familiar y social.
Existen distintos abordajes terapéuticos para tratar el TDAH, pero el tratamiento combinado -"multimodal"- es el que ofrece mejores resultados. Esto supone la inclusión de padres, profesores, médicos y psicólogos en todos los niveles de la terapia. Teniendo esto en cuenta, se coordinan simultáneamente tratamientos de tipo:
  • Farmacológico
  • Psicológico
  • Psicopedagógico
Ninguna de estas intervenciones es exclusiva; no puede, ni debe sustituir a las demás.

Farmacológico

El médico es el profesional sanitario autorizado para prescribir un tratamiento farmacológico y realizar el seguimiento de los pacientes.
Existen varios tipos de fármacos que ayudan a los niños con TDAH. Estos medicamentos actúan sobre los neurotransmisores dopamina y noradrenalina, cuya producción irregular genera los síntomas de este trastorno. Dichos fármacos pueden ser estimulantes o no estimulantes.
Su médico elegirá la opción más adecuada para cada paciente.

Psicológico

El tratamiento psicológico implica varios tipos de psicoterapia: terapia familiar e individual (que reduce el estrés en la familia provocado por la enfermedad del niño), la psicoeducación y entrenamiento a los padres para controlar el comportamiento de su hijo y apoyo en el colegio en las áreas donde el niño está más necesitado.

Psicoterapia para niños

En los niños, la psicoterapia suele combinarse con medicación. En algunos casos se utilizan por sí solas, pero en general es mejor el tratamiento combinado. En estos casos, la psicoterapia conductual es la más eficaz.
En líneas generales, se le enseña al niño a:
  • Controlarse.
  • Monitorizar sus actividades inapropiadas.
  • Comprender la forma en que sus comportamientos interrumpen y molestan a los demás y cómo intentar reducirlos.
  • Se proporciona un entrenamiento en las habilidades sociales.
  • Se enseñan técnicas para mejorar la autoestima.
El terapeuta debe tener en cuenta, además, que el TDAH puede estar acompañado de otros problemas psiquiátricos que también requieren atención, como la depresión o la ansiedad.

Entrenamiento para padres

El TDAH provoca en el niño una serie de comportamientos difíciles de controlar por los padres. Esto puede generar en ellos sentimientos de:
  • Frustración
  • Tristeza
  • Culpabilidad
  • Estrés
  • Baja autoestima
  • Desconfianza en sus habilidades como padres y educadores
  • Problemas maritales
Y son estos problemas, en muchas ocasiones, los que los llevan a la consulta clínica.
Cuantos más detalles conozcan los padres sobre el trastorno de su hijo, más fácil será tratarlo con éxito. Por esta razón, un programa integral debe incluir técnicas orientadas a aumentar el conocimiento de los padres acerca del TDAH, y posteriormente, un entrenamiento en el control de las conductas del niño.
En este punto se les enseña a los padres a:
  • Marcar a su hijo pocos límites, pero estables, de uno en uno y hasta el final.
  • No consentir las exhibiciones del niño en un "escenario público".
  • Definir reglas claras de consecuencias y premios para ciertos comportamientos.
  • Ayudar al niño a terminar una tarea o encargo dividiéndolo en pasos menores.
  • Aumentar la estructura y el orden de la casa.
  • Establecer rutinas estables y predecibles para estructurar el tiempo.
  • Eliminar ruidos y distracciones.
  • Motivar al niño.
  • Aumentar la disciplina haciendo que el niño sufra las consecuencias de saltarse las normas.

Consecuencias

El TDAH requiere de un correcto reconocimiento y tratamiento precoz del TDAH. De lo contrario, este trastorno puede ocasionar serios problemas en el desarrollo del niño, entre ellos, una disminución del rendimiento académico, dificultades en la adaptación social y como resultado, serios desajustes emocionales.
Las consecuencias del TDAH suelen ser las siguientes:
  • Disminución del rendimiento académico. A largo plazo, los problemas con los estudios pueden derivar en un fracaso escolar -dificultando el paso del niño a cursos superiores-, e incluso en abandono escolar.
  • Dificultades en el desarrollo social y emocional. Debido a los múltiples problemas en las relaciones con los compañeros por su impulsividad, el niño con TDAH tiende a tener pocos amigos, poco duraderos y relaciones menos estrechas.
  • Síntomas depresivos. Los fracasos repetidos en el colegio y con los amigos, así como las discusiones con los padres por las malas notas y mal comportamiento, suelen provocar síntomas depresivos en niños con TDAH.
  • Comportamientos conflictivos. Algunos niños con TDAH pueden empezar con comportamientos negativistas, desobediencias cada vez mayores, desafío de la autoridad y poco a poco, problemas de conducta mayores, e incluso abuso de alcohol y drogas.
  • Infravaloración en el ámbito laboral. Los adultos con TDAH que de niños no fueron tratados correctamente, suelen conseguir trabajos o profesiones por debajo de su capacidad.

Mitos

Es necesario desmentir ciertos mitos como los que se señalan a continuación:

El TDAH no existe, es un invento de la Psiquiatría norteamericana para vender medicación

La existencia de un desorden neurobiológico no es algo que pueda ser decidido por la opinión pública a través de un debate, sino que es objeto de investigación científica. Distintos estudios a lo largo de un siglo han identificado a un grupo de individuos que tienen problemas de concentración, control de impulsos y, en algunos casos, hiperactividad. Si bien el nombre que se le ha dado a este grupo ha cambiado varias veces, los síntomas siempre se han dado en conjunto.
En 1998 la American Medical Association describió el TDAH como "uno de los trastornos mejor estudiados en medicina, en el que los datos globales sobre su validez superan a los de muchas enfermedades".
A su vez, la Organización Mundial de la Salud, en su documento "Caring for children and adolescents with mental disorders" (2003) lo identifica como un trastorno poco conocido y con importantes repercusiones económicas en el cuidado de la salud infantil, negado hasta fechas recientes debido a que no se reconocía la existencia de una vida mental propia en la infancia. Por otra parte, no existe ninguna prueba objetiva que invalide su diagnóstico o demuestre su inexistencia.

El TDAH es una moda

Es cierto que en la actualidad existe una mayor sensibilidad con respecto a los niños con TDAH. Antes se consideraba que tenían mal carácter o que estaban mal educados, sin contemplar la posibilidad de que existieran problemas neurobiológicos y psicosociales que causaran sus conductas. En la actualidad, las cosas están cambiando; hay más interés por el tema, lo cual no significa que sea una moda pasajera. Cada vez se publican más estudios e investigaciones, respondiendo a un serio interés en mejorar la calidad de vida de estos niños y por ende, la de sus familiares y profesores.

Un niño tiene TDAH porque su madre tuvo problemas en el parto

Hace unos años, las complicaciones en el parto o inmediatamente después del parto se consideraban un factor de riesgo, tanto para presentar este trastorno como para otros. Hoy se considera que muchos de los casos de TDAH presentan un componente genético. Por tanto, cualquiera de los dos factores es determinante para su aparición.

Un niño con TDAH tiene un tumor o una lesión cerebral

Un niño con TDAH no tiene ningún daño físico. Sencillamente, una zona de su cerebro funciona de forma diferente. Se sabe que en el niño con TDAH existe una producción irregular de dopamina y noradrenalina, dos neurotransmisores necesarios para que exista una buena comunicación entre las neuronas y todo funcione normalmente. Este déficit se relaciona con una disminución en la capacidad de la persona para inhibir reacciones o prestar atención.

El niño con TDAH es mentiroso y desobediente

El niño con TDAH no es mentiroso, pero su conducta suele provocar castigos y puede mentir para evitarlos, igual que lo hacen otros niños. Con frecuencia, no cumple con lo que le solicitan padres y maestros; esto ocurre por varias razones. A veces no pone suficiente atención, otras veces se siente incapaz de hacer lo que le piden. En muchas ocasiones "está harto" de que le manden hacer cosas y luego le critiquen por hacerlas mal, de modo que prefiere no hacerlas.

El comportamiento TDAH se soluciona con una buena paliza

El niño con TDAH no se porta mal a propósito; su conducta responde a causas neurobiológicas ajenas a él. Por tanto, la aplicación de castigos sin ningún otro tipo de técnica o tratamiento empeora el comportamiento de los niños con TDAH en lugar de mejorarlo.

Si un niño no es hiperactivo, no puede tener TDAH

Esto no es cierto. Se han identificado tres tipos de TDAH: hiperactivo-impulsivo (predominan los síntomas de hiperactividad e impulsividad), inatento (predominan los síntomas de falta de atención y es más común en las niñas) o combinado (predominan síntomas de hiperactividad, impulsividad e inatención). De hecho, el trastorno se denomina Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.

El TDAH tiene que ver con factores relacionados con alergias alimentarias, aditivos y colorantes u otros problemas ambientales

No existen evidencias científicas que relacionen estos factores con las causas de este trastorno. Tampoco se ha probado que los tratamientos basados en restricciones de la dieta o en suplementos minerales o vitamínicos mejoren los síntomas del TDAH.

La mala educación que hoy en día proporcionan los padres a sus hijos genera en ellos TDAH

El TDAH es un trastorno neurobiológico; no tiene conexión con la relación y características afectivas de la familia. Si estas son negativas lo agravarán, pero no son causa suficiente para producirlo.

El TDAH es causado por las características de la vida moderna

Se debe tener en cuenta que la primera descripción médica del trastorno data de 1902, además existen indicios de que numerosas personalidades de siglos anteriores padecían este trastorno. Sin embargo, es cierto que la sociedad actual tiene ciertas características que pueden hacer más patente su presencia (las mayores exigencias escolares y sociales desde una edad temprana, la menor disponibilidad de soportes externos para las familias actuales, etc.).

El niño con TDAH es menos inteligente

La inteligencia no tiene relación alguna con el TDAH; existen niños con TDAH que tienen una inteligencia normal, alta y baja.

El niño con TDAH necesita clases especiales

Si bien los síntomas del TDAH influyen en el rendimiento escolar, no afectan necesariamente la capacidad intelectual. Los niños con TDAH pueden necesitar intervenciones de tipo pedagógico, pero no clases diferentes al resto de sus compañeros.

Los profesores diagnostican el TDAH a todos los alumnos que son un poco inquietos y distraídos

Los profesores no tienen suficiente información acerca del niño para diagnosticar un TDAH. Por ello, cuando un profesor nota que en clase hay un alumno al que le cuesta concentrarse y prestar atención, es su responsabilidad hablar con los padres para que busquen un diagnóstico apropiado con un profesional.

La violencia en la TV puede causar TDAH

El TDAH es un trastorno neurobiológico, por lo que la programación televisiva no es una causa suficiente para su aparición. Sin embargo, es cierto que actualmente los programas ofrecen una violencia igual o mayor a la real. Cuando los padres no están lo suficientemente atentos a cómo su hijo interpreta los contenidos que mira, éste puede creer que pelear o agredir no es malo y que no trae consecuencias reales. Esto ocurre con todos los niños, pero puede ser peor en niños con TDAH, que de por sí tienen comportamientos hiperactivos y dificultades para aprender lo que está bien o lo que está mal.

Los psicoestimulantes no son seguros y producen múltiples efectos secundarios

Los psicoestimulantes son fármacos avalados por estudios científicos y muchos años de uso, demostrando con creces su eficacia y seguridad en el tratamiento del TDAH. Sus efectos secundarios (dolor de cabeza, insomnio y disminución del apetito) son leves y desaparecen en unas semanas.

El tratamiento con psicoestimulantes debe interrumpirse en vacaciones y fines de semana

Los psicoestimulantes afectan positivamente la capacidad atencional y el rendimiento escolar suele mejorar. Sus efectos también son beneficiosos sobre el control de la conducta. Es por ello que su uso debería mantenerse; además, el TDAH se manifiesta no sólo en el colegio, sino también en casa y otros entornos.

En el TDAH, el tratamiento farmacológico se utiliza para sustituir las intervenciones psicológicas y escolares, más costosas y eficaces

Los estudios han demostrado que el tratamiento multimodal (la combinación simultánea del tratamiento farmacológico y de las intervenciones psicológicas y escolares) es el más eficaz para el TDAH. Además, se han realizado estudios comparativos de los efectos de ambos tratamientos administrados de forma individual; en estos casos el tratamiento farmacológico se demostró significativamente más eficaz.

El TDAH se cura

El origen del TDAH es un trastorno en el desarrollo neurobiológico, por ello no se cura, y puede afectar negativamente el desarrollo de una persona a lo largo de su vida. De hecho, los adultos con TDAH que no han recibido un tratamiento adecuado suelen tener problemas laborales, económicos y de pareja, y es frecuente que sufran problemas psiquiátricos asociados, como la depresión.
Por estas razones, una detección precoz es fundamental; esto posibilitará que los síntomas pueden paliarse o disminuir con el tiempo, permitiendo que el niño desarrolle plenamente todas sus potencialidades.



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