viernes, 6 de enero de 2012

Bebés con discapacidad


Masajes y caricias, el poder terapéutico del contacto
Con los avances en estimulación temprana se ha podido comprobar la importancia del masaje y el contacto físico en bebés con discapacidad y su influencia en el desarrollo afectivo, cognitivo y motriz. Actualmente existen distintas técnicas como el masaje Shantala o el Shiatzu para bebés que, sobre la base del contacto afectivo, generan relajación y seguridad emocional, fortalecen el vínculo afectivo, estimulan la motricidad, el sistema inmunológico y favorecen las primeras conexiones neuronales. Recomendados además en bebés prematuros, abandonados o con bajo peso, las caricias y los masajes nos hablan del misterio que anida en los vínculos humanos y su potencial afectivo para transformar la realidad.

En términos de estudios de resiliencia se ha podido comprobar el poder reparador que ejercen los vínculos fraternales y afectivos, especialmente aquellas relaciones y contactos con los seres queridos, que se manifiestan como una suerte de función “protectora” ante situaciones adversas y colaboran notablemente en superarlas. 
Dentro de las manifestaciones más comunes de un vínculo afectivo las caricias representan uno de los aspectos más comunes de intercambio y comunicación; sin embargo, la honda repercusión que pueden alcanzar dentro de la integralidad humana constituye un misterio que de a poco comienza a develarse de la mano de la ciencia.
Así al menos lo demuestran numerosos estudios que han comprobado que los niños que no reciben el cariño necesario en sus primeros años suelen cargar con marcas físicas y psicológicas.
Una investigación llevada a cabo en el año 2008 por científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, sugirió que el cariño y cuidado proporcionado en la infancia es “vital para la formación de patrones cerebrales asociados con el manejo del estrés y la formación de vínculos sociales”. A esta conclusión llegaron luego de comparar el desarrollo psicológico de niños que crecieron con sus familias biológicas con otro grupo de niños criados en orfanatos de Rusia y Rumania. Luego de analizar a los dos grupos descubrieron que los niños provenientes de orfanatos tenían niveles menores de dos hormonas que estarían relacionadas con la formación de relaciones humanas: la vasopresina y la oxitocina. De allí que los investigadores concluyeran que creen que la falta de cuidados tópicos en la primera infancia pudiera trastornar el desarrollo normal de esos sistemas hormonales. 
En este mismo sentido se expresan los resultados de una pesquisa llevada adelante por investigadores de la Universidad de Duke, quienes confirmaron que las caricias de los padres hacen una gran diferencia en la futura vida de los hijos, brindando una mayor capacidad de enfrentar la angustia, el estrés y la ansiedad.
La prestigiosa Dra. en Psicología Martha Peláez, considerada una de las máximas autoridades mundiales en materia de análisis de la conducta, lleva décadas investigando acerca de la importancia del contacto físico entre padres e hijos. Los resultados son evidentes e innegables, señala. Para Peláez los beneficios de un contacto afectivo temprano son visibles e innegables, ya que se ha comprobado que la cercanía de los padres estimula inmediatamente el crecimiento y rápido desarrollo de los bebés prematuros, ayudándolos a salir más rápidamente de las incubadoras.
Un estudio de Johnson’s Baby, coordinado por Peláez, demostró que el contacto cercano y constante con los bebés, desde el primer momento, fortalece el vínculo afectivo, aumenta la conexión emocional, influye positivamente en la evolución de su lenguaje, su autoestima y en la forma como se relacionará en el futuro con quienes lo rodearán. De allí que la experta insista en la importancia de las primeras formas de comunicación, es decir: las miradas, los sonidos, estar cara a cara y los masajes.
Los masajes, a través de sus distintas técnicas, han sido especialmente recomendados para bebés con dolencias, prematuros o con discapacidades. 
Peggy Farlowe es una terapeuta de masaje y referente de la especialidad con niños con discapacidad en los Estados Unidos, tiene una experiencia de 30 años en la terapia del habla, y combina estas dos especialidades para ayudar a niños con necesidades especiales en los procesos de interacción y comunicación. Farlowe lleva adelante un programa para enseñar distintas técnicas de contacto y masajes que se encuentra patrocinado por el Estado de Alabama y asegura que los masajes pueden contribuir a mejorar la calidad de vida en bebés con dolencias como parálisis cerebral, Síndrome de Down, ADD y ADHA, asma, retrasos del desarrollo y del habla y autismo. 
Según Farlowe, los niños con síntomas de autismo han mostrado una mayor relajación cuando reciben masajes durante las actividades, más que aquellos niños que reciben otros métodos.
Es así que los especialistas en trabajo corporal y masajes concuerdan en que a través de estas experiencias de relajación y contacto se refuerza el vínculo afectivo entre los padres y el bebé, fortaleciéndose la confianza y la comunicación, y logrando amplios beneficios físicos, como el estímulo del desarrollo pulmonar y mejorar la circulación, aliviar el malestar producido por los cólicos, liberar tensiones, ayudar a ganar peso y favorecer el sistema inmunológico. También se ayuda a lograr el adecuado tono muscular, estimulando la producción de endorfinas.
Como podemos observar, no se trata de meras subjetividades ni de placebos, el contacto afectivo y los masajes pueden elevar notablemente la calidad de vida del bebé a través de un intercambio gratificante y de mutuo conocimiento para ambas partes, cuyo primer diálogo comienza en la piel. 

Los misterios de la piel
La piel es un órgano maravilloso que cuenta con alrededor de 5 millones de receptores del tacto que envían impulsos nerviosos al cerebro a través de la médula. Entrar en contacto físico con la piel, ya sea a través de una caricia o de una ligera presión puede generar un imanto profundo en la presión sanguínea y liberar endorfinas, llamadas hormonas del bienestar, por su efecto analgésico y su estrecha relación con los estados de ánimo. De allí que a partir de la contención de un abrazo, las madres puedan disminuir la angustia e incluso el dolor físico de sus hijos. 
El neurocientífico británico Francis McGlone, de la Universidad de Liverpool, afirma que el sistema de fibras nerviosas de la piel que responde a las caricias, cuando es estimulado, puede disminuir la actividad de los nervios que transportan la sensación de dolor. McGlone y su equipo llegaron a esta conclusión al comprobar que hay fibras que responden a estímulos de placer, y que cuando son estimuladas, la actividad de las fibras conductoras del dolor disminuye.
Al aumentar la circulación linfática y aumentar la producción de endorfinas, los masajes refuerzan además el sistema inmunológico y reducen los niveles de cortisol y norepinefrina, las hormonas del estrés, estimulando el vago, uno de los doce nervios craneales que regulan distintas funciones del organismo, controlando la secreción de la insulina y la glucosa, hormonas que intervienen en la absorción de nutrientes. En relación a este punto, varios estudios sugieren que los bebés prematuros que reciben masajes y caricias periódicos tienen mayor facilidad para aumentar de peso. 
En diversos estudios llevados a cabo en el Instituto de Investigación del Tacto de Miami (TRI), la especialista Tiffany Field pudo comprobar que los bebés prematuros que se sometieron al tratamiento de masajes fueron dados de alta seis días antes que los demás. Pero no sólo eso, las investigaciones del TRI (más de 50 estudios) han demostrado que los masajes tienen efectos curativos contra dolencias como: cólicos, hiperactividad, diabetes y migraña, fortaleciendo el sistema inmunológico de los seropositivos, mejorando la concentración de los niños autistas, reduciendo la ansiedad de adolescentes depresivos y ayudando a tranquilizar a pacientes que sufrieron quemaduras antes de someterse a intervenciones quirúrgicas sumamente dolorosas como el desbridamiento. 
Otro de los mayores divulgadores del masaje terapéutico e instintivo es médico pediatra y neonatólogo catalán Adolfo Gómez Papí, quien como autor, profesional en el Servicio de Pediatría del Hospital Juan XIII de Tarragona, profesor universitario y miembro del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría y del Grupo de Formación de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y a la Lactancia, se ha convertido en un ícono en la defensa de una maternidad más humana y de los vínculos afectivos e instintivos de los padres con los hijos. 
Gómez Papí plasmó sus valiosas experiencias en varios libros, siendo “El poder de las caricias”, una de sus obras más consultadas. En esta publicación, el especialista defiende el sumo valor y explica claramente que el contacto piel con piel es imprescindible para el desarrollo emocional y social de los niños. 
“Una parte muy importante de la comunicación del recién nacido con sus padres ocurre a través del tacto. El recién nacido dispone de unos cincuenta receptores del tacto por centímetro cuadrado de piel (unos cinco millones en total). Entre ellos hay receptores a la presión, al dolor, a la vibración y a los cambios de temperatura. Con solo tocar a su hijo la madre es capaz de conseguir que éste pase del llanto o de la alerta inquieta a estar tranquilo. Es el poder de las caricias. Cuando le toma en brazos, siente esa presión agradable, firme pero cariñosa, el calor de su madre, en definitiva, su amor, a través de su piel”, afirma Gómez Papí en su libro. 
Para el especialista, desobedecer el mandato intuitivo de contacto y consuelo que experimentan los padres, sobre todo la madre, ante las demandas del bebé, es un grave error que viene arrastrando la medicina contemporánea, que se diferencia de otras culturas como la japonesa y la hindú que promueven el contacto y la estimulación constante. “El tacto es un sistema de mensajes entre el bebé y sus padres. Las caricias suaves, como palmaditas lentas, ejercen un poderoso efecto calmante sobre el bebé inquieto; las rápidas, un efecto estimulante si el bebé está tranquilo o adormilado. El padre tiende a tomar a su hijo en brazos con más vigor que la madre y suele zarandearlo suavemente, obteniendo una expresión de felicidad y de excitación en su pequeña cara. En las manos y alrededor de la boca es donde más se concentran los receptores táctiles de los recién nacidos, que se chupan el puño porque la succión de éste con los labios (muy ricos en receptores táctiles), les calma. Si les rozas las mejillas, se giran hacia el estímulo abriendo mucho la boca: es el reflejo de búsqueda. Y con los labios succionan el pecho materno mientras sus manitas lo acarician y abrazan”
En Estados Unidos, otra férrea defensora del masaje infantil es Judy Stahl, ex-presidenta de la Asociación Americana de Terapia de Masaje, quien ha luchado durante muchos años para que se acepten los beneficios terapéuticos de los masajes. En su tesis de maestría en consejería y psicología “Touch Therapy in Enhancing Psychological Outcomes”, Stahl asegura: “Todos los días veo evidencia práctica que respalda la investigación que demuestra la poderosa y crítica función que tiene el tacto en la mente/cuerpo”. Debido a los beneficios que ha podido comprobar durante su carrera, Stahl también suma, durante la práctica psicológica, la terapia táctil y la conversacional, lo cual dice que ha ganado en efectividad. “Los consumidores entienden que el masaje terapéutico es fundamental para un sano equilibrio entre el estrés y la relajación, y nos complace ver que están priorizando el masaje para ayudarles a superar estos tiempos difíciles”. 

Efectos concretos del masaje en bebés con discapacidad
La Universidad de Warwik, en Gran Bretaña, es uno de los espacios académicos donde más se ha investigado en cuanto a los beneficios comprobables que aportan los masajes y el contacto afectivo. En uno de sus tantos estudios se pudo comprobar que los bebés que reciben masajes tienden a visitar a los pediatras menos veces que los bebés a los cuales no se les practican masajes. Ahora bien, ¿qué factores entran en juego para lograr semejantes resultados? Para los especialistas, la práctica regular del masaje y la contención afectiva resulta beneficiosa tanto para los niños vulnerables como los prematuros y para sus padres, comprendiendo las ayudas:
- Alivia los cólicos, gases y estreñimiento.
- Mejora la calidad del sueño.
- Genera relajación y seguridad emocional.
- Fortalece recíprocamente el vínculo afectivo.
- Estimula la motricidad.
- Ayuda a mejorar la autoestima de los padres.
- Reduce el índice de depresión postparto.
- Ayuda a tener confianza para manipular al bebé.
- Afina los instintos para determinar las necesidades del bebé.
Por su parte, en su ensayo “Efectos terapéuticos del abrazo y la caricia en la infancia”, el Lic. Iván Salas Dahlqvist, especialista peruano en psicoterapia infantil y biodanza, sostiene que los abrazos y las caricias pueden aportar beneficios inconmensurables, como ser: 
- Mejorar las condiciones para la adquisición del lenguaje (contribuye al desarrollo neurobiológico).
- Mejora general en el sistema inmunológico incluyendo en la calidad de hidratación de la piel.
- Ayudar en la primera etapa de la vida, desarrollando una integración entre los afectos y la motricidad.
- El abrazo desarrolla y ancla en la mente y el cuerpo la confianza. Estimula patrones de afectividad y vínculo, que refuerzan la identidad, esto es, el sentido del quién se es o sentido de pertenencia.
- Aumentar el sentido de autoprotección, ingresado en primer lugar, a partir de experiencias previas de protección (abrazos protectores reiterados de parte de los adultos). En esta dirección, siembra las bases no verbales de la autovaloración (es el abrazo que dice, te valoro y respeto a tu particular y distinta forma de ser, hacer y estar en el mundo).
- Crear en el niño una visión íntegra y respetuosa de su cuerpo y su naturaleza plácida. Creando las bases de una personalidad armoniosa.
En relación específica con los niños y personas con discapacidad, el Centro Nacional para Medicina Complementaria y Alternativa de los Estados Unidos (National Center for Complementary and Alternative Medicine, NCCAM), la principal agencia del gobierno federal para la investigación científica sobre la diversidad de los sistemas de atención médica y de salud, prácticas y productos que generalmente no se consideran parte de la medicina convencional, afirma que la terapia de masaje puede mejorar altamente la calidad de vida al trabajar sobre las áreas de la circulación, la reducción del dolor y la eliminación del estrés.
“La terapia de mensaje estimula los tejidos del cuerpo con el fin de aumentar el flujo sanguíneo a los músculos. Este proceso también puede ser útil para ayudar a las personas con discapacidad a eliminar la fatiga causada por productos de desecho de sus músculos. La terapia de masaje también puede mejorar la circulación sanguínea en todo el cuerpo, de modo que los tejidos pueden regenerarse después de una cirugía”, según consta en su portal. De la misma manera sostiene que, en niños que nacen con parálisis cerebral y sufren de movimientos espásticos, la terapia de masaje puede ayudar a relajar los músculos.
La NCCAM da a conocer también una revisión de 2008, de 13 ensayos que mostraron evidencia concreta de que el masaje puede ser útil para eliminar el dolor de espalda crónico, una dolencia altamente discapacitante. Esto mismo pudo ser aplicado al dolor crónico de cuello y fibromialgia.
“Las personas con discapacidad que sufren de dolor crónico de la articulación pueden someterse a la terapia de masaje con el fin de proporcionar movilidad a las articulaciones adicionales. Esto permitirá a un paciente mayor rango de movimiento en sus brazos y piernas. Las personas con discapacidad que sufren de atrofia muscular debido a la falta de circulación pueden disfrutar del estiramiento de los músculos a través de masajes, alargando los músculos atrofiados, que han quedado restringidos por falta de uso”.
Para la NCCAM, la reducción del estrés a través del masaje en personas con discapacidad no es un dato menor, ya que se sabe que esta franja social por lo general sufre de mayores niveles de estrés debido a circunstancias de vida difíciles, como pueden ser el dolor paralizante, las dificultades de desplazamiento y los problemas económicos. La investigación médica ha proporcionado evidencias de que el masaje puede disminuir temporalmente el ritmo cardíaco y la presión arterial, lo cual favorece también la reducción de los niveles de estrés.

Tipos de masajes y contactos
Vale referir que más allá de todo el contacto intuitivo que pueden llevar adelante los padres, a la hora de elegir un sistema de masaje específico y según el tipo de dolencia o discapacidad, es necesario consultar al pediatra de cabecera para evitar cualquier contraindicación o maniobra que pueda resultar contraproducente.
Uno de los sistemas de masaje para bebés y niños que más se utiliza en la actualidad y que puede ser aprendido por los padres es el Shantala. 
Este sistema fue divulgado en occidente por el ginecólogo francés Frédérick Leboyer y tiene su origen en la antiquísima medicina ayurvédica hindú. En la India, desde tiempos antiguos se practica este masaje tradicional que consiste en friccionar con aceite vegetal tibio todo el cuerpo desnudo del bebé, apoyándolo sobre las piernas de la madre y siguiendo un recorrido específico de maniobras. 
En uno de sus viajes a India, el Dr. Leboyer quedó fascinado al ver a una madre aplicando la técnica con un bebé recién nacido y le pidió permiso para sacarle unas fotos de cada maniobra. Luego de investigar sobre la misma y sus beneficios, y en honor a esta mujer llamada Shantala, el francés decidió dar a conocer en occidente todo el sistema con su nombre.
“Los bebés tienen necesidad de leche, sí. Y de recibir caricias. Pero más todavía de ser amados. Ser cargados, acunados, acariciados, tocados, masajeados; cada una de estas cosas es tan indispensable, si no más que vitaminas, sales minerales y proteínas. En los países que han conservado el sentido profundo de las cosas las mujeres saben todavía todo esto. Aprendieron de sus madres y enseñaron a sus hijas este arte profundo, simple y muy antiguo que ayuda al niño a aceptar el mundo y lo hace sonreír a la vida”, comparte Leboyer.
Según Fundación de Salud Ayurveda Prema (Centro Colaborativo Gujarat Ayurved University, Jamnagar, India) de Buenos Aires, el Shantala puede corregir las afecciones que estén alterando la salud y el desarrollo general del niño, por ejemplo en pacientes con afecciones tales como: 
- Déficit de Atención.
- Retraso del crecimiento.
- Patologías dermatológicas como atopía y psoriasis.
- Patologías endócrinas como diabetes tipo I.
- Patologías neurológicas como parálisis cerebral, retardo mental, miopatías, etc. 
- Patologías articulares.
- Obesidad.
“También los niños con capacidades especiales que requieran estimulación pueden beneficiarse en gran manera de los masajes, dado que se ayuda a fortalecer el cuerpo, integrando las percepciones corporales con los sentimientos y emociones”, afirman en su portal. El Shantala colaboraría específicamente ayudando al desarrollo sensoriomotor y psicológico, aumentando el tono, la fuerza y la flexibilidad de los músculos y las articulaciones, regulando el metabolismo y permitiendo obtener una mayor atención por parte del bebé. En los casos de desnutrición y patologías neurológicas como espasticidad por parálisis cerebral, el Shantala utiliza además preparados de aceites especiales con el objetivo de revitalizar los tejidos dañados. 
Otra de las técnicas más divulgadas es el Shiatzu para bebés. Shiatzu significa “Presión de los dedos” o “digitopresión” y trata de una disciplina que a través de una meticulosa coordinación de concentración, respiración y movimiento, ejerce distintas calidades de presión con los dedos pulgares sobre los meridianos y puntos de acupuntura señalados por la medicina tradicional chino-japonesa. 
Como consecuencia de estas presiones y estiramientos que también pueden realizarse con los codos, pies y rodillas, el paciente puede recibir grandes alivios en contracturas musculares, dolores articulares, inflamación de nervios y tendones, y diversos malestares y dolencias.
En el caso del shiatsu aplicado en niños, puede ser una herramienta muy útil para ayudarles a superar la fiebre, los problemas digestivos, las situaciones críticas del crecimiento o, simplemente, para que se establezca una comunicación más fluida entre padres e hijos.
“Normalmente el shiatsu se realiza a través de la ropa, pero en bebés (al igual que el Shantala) se suele hacer directamente sobre la piel con aceites (…) tocar y masajear los bebés es una acción normal de muchas culturas. Cuando comencé, no conocía a nadie que estuviera haciendo ‘baby-shiatsu’, pero actualmente existen muchos profesionales que trabajan con bebés y los niños, y pasan este conocimiento a padres, cuidadores y las parteras”, afirma Tamsin Grainger, una especialista en Shiatsu de Edimburgo, Escocia. Una de las publicaciones que refiere al sistema adecuado para realizar este masaje en bebés se titula “Tu bebé sano y feliz con Shiatsu/ Mejora la salud de tu bebé con suaves presiones de tus dedos”, de Arturo Valenzuela Serrano, un referente de esta técnica y Director del Instituto de Investigación y Desarrollo de Sotai de Japón en Madrid (España) y del Instituto Superior Shiatsu Yasuragi.
En cuanto al masaje intuitivo, más cercano a la caricia, los profesionales aconsejan de todos modos realizar una consulta previa al médico familiar y no extender las sesiones por más de 15 minutos, aprovechando para ello los momentos de descanso del bebé. Previamente se recomienda preparar el ambiente para que la temperatura sea agradable y realizar una buena higiene en las manos. 
Si bien es posible que al comienzo el bebé se sienta irritable, con el correr de las sesiones y se irá adaptando y disfrutando de esta nueva manera de diálogo.
Básicamente el masaje para bebés es una caricia que fluye desde la cabeza hasta los dedos de los pies a través de un toque suave y delicado que se irá deslizando por la cabeza, cara, hombros, brazos, pecho, estómago y piernas. 
Para fortalecer la conexión, se recomienda mirar tiernamente al bebé, esto estimulará sus sentidos y establecerá una comunicación más intensa, visual y táctil. Del mismo modo es recomendable, si así se lo siente, hablar con el bebé durante la sesión. Es importante recordar que cada toque debe ser tierno, sin caer en movimientos mecánicos, sino tratando de ser siempre flexibles, creativos, sin mantener una rutina rígida. Y si el bebé quiere cambiar la posición se lo debe escuchar y acompañar. 
Pero lo más importante es tener en cuenta que el contacto corporal es una parte esencial de la vida afectiva, y que ésta, cuando alcanza un nivel pleno se vuelve un factor decisivo para salud y el desarrollo integrales del ser humano. 
Particularmente en el desarrollo de los niños con discapacidad, crecer en un entorno afectivo, donde el estímulo, la confianza y el amoroso contacto corporal están presentes, se asentarán las bases para alcanzar buenos niveles de autoestima y una autoimagen saludable: futuras herramientas para el desenvolvimiento personal y social.

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