El sistema escolar tiende a derivar hacia la educación especial o gestionar el pase hacia otro establecimiento a aquellos alumnos que, poseyendo un nivel intelectual medio o alto, no logran adaptarse a las normas institucionales, sea por problemas de atención, sociales o conductuales. La propuesta es crear un sistema educativo que permita la existencia de un ámbito dentro de la escuela común con pautas más flexibles y procedimientos que alienten la paulatina integración de estos niños problemáticos.
Es cierto que hay casos que la escuela común no puede resolver, pero que tampoco implican una escolaridad especial, por ejemplo aquellos que tienen que ver con problemas de adaptación social, más precisamente casos en los que hay dificultades de inadecuación a pautas institucionales y dificultades de conducta: horarios, acatamiento de normas, tiempos de atención, tiempos de diversión, respeto por compañeros, personas adultas y por uno mismo.
Es común escuchar a docentes o directivos, en el mejor de los caso, sugerir derivación, o bien solicitar se lo aparte de la escuela.
Cabe la pregunta: ¿es la escuela la que debe ajustarse al niño o es el niño el que debe adecuarse a la escuela?
Es difícil de responder, cuando hablamos de niños inteligentes que no deberían presentar dificultades en lo sistemático, de acuerdo a sus capacidades y potencialidades.
Son más de una vez juzgados como inadaptados sociales, más allá de lo que motiva sus dificultades de asimilarse a un medio quizá rígido en cuanto a pautas, si partimos de las capacidades del joven de hacer frente a adaptaciones y acomodaciones, que para la mayoría no presentan problemas.
Dentro del sistema educativo actual, plantear soluciones para este tipo de casos (más allá del problema que motive dichos síntomas, y si el caso es tratado o no por profesionales fuera del ámbito escolar ), la disyuntiva de optar entre un tipo de escuela y otro se hace difícil, sin ser ésta, incluso, la verdadera solución al problema.
Pensar en un chico con alta capacidad intelectual, que en el período que logra concentrarse resuelve y el resto del tiempo indisciplina o se convierte en un líder negativo para el grupo de pares, no es tarea sencilla de resolver.
No tenemos dentro del sistema educativo, un modelo o bien un curso dentro de una escuela capaz de contener a niños con estas características, permitiendo su inclusión en forma gradual.
Creo, en lo personal, que es necesario crear dentro de las escuelas comunes instancias que permitan incluir a estos niños.
Si bien poseen características particulares, considero que no deberían ser derivados a una escuela especial, o mantenerse, sea cual fuera su realidad, en una escuela común.
Sí sostengo que debería haber una instancia dentro de la escuela común que contenga a estos niños y revise los sistemas de enseñanza-aprendizaje para permitir la adaptación del educando, generándole posibilidades y modelos diferentes de aprender y de conducirse desde lo relacional.
Es común encontrar en la escuela una multiplicidad de casos de esta índole en chicos con dificultades sociales, cuya sintomatología es expresada por el niño, o bien otros que presentan a.d.d.h., entre otros cuadros, ya sean de origen emocional u orgánico.
Las decisiones a tomar no son sencillas en estos casos, de acuerdo a las realidades que las diferentes instancias educativas hoy proponen. Decidir cuál es la escuela que más se adapta a estos chicos no es fácil, además teniendo en cuenta el aspecto relacional, creo necesario privilegiar el social en cuanto a integración con pares de edades e intereses acordes, privilegiar lo social por sobre lo pedagógico, lo intelectual por sobre el acatamiento de normas.
Teniendo en cuenta la flexibilidad de la escuela especial, los tiempos de adquisición de contenidos, la permisividad de ciertas actitudes por las características de un tipo escolar en comparación con otro es la disyuntiva que más de una vez se nos plantea.
Esto conlleva aparejada la búsqueda de una solución inmediata, sin tener en cuenta una prospectiva segura en cuanto a garantizar una buena trayectoria escolar para el alumno, al momento de decidir un pase o no de escuela.
Se hace necesario, por lo expuesto, un debate intenso, donde el meollo de la reflexión no sea la derivación para la solución de una problemática de esta clase, sino la creación de una nueva instancia dentro del sistema educativo que sostenga a este tipo de chicos dentro de una escuela común, con pautas y normas de adaptación más flexibles, aprendizajes adaptados a sus posibilidades actuales y una prospectiva de integración escalonada dentro de la escuela común, privilegiando la idea de que el sostenerlo dentro de la escuela común, a pesar de las dificultades, le permitirá lograr adaptarse a modelos de comportamiento y conducta acordes a sus potencialidades.
Gustavo Sergio Olszevicki*
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