La integración escolar permite a un sujeto con discapacidad participar de una experiencia de aprendizaje, junto con otros sujetos que tienen otras posibilidades, en el ámbito de una escuela común. Es abrir el aula y la escuela a lo diferente.
Para comenzar a hablar de Integración es necesario hacer algunas precisiones, que nos pueden ayudar a desarrollar el tema:
# La integración de alumnos con Necesidades Educativas Especiales tiene pocos años de desarrollo. Estamos recién iniciando un proceso de construcción teórico-práctica.
# También estamos en pleno proceso de reconceptualización de la Educación Especial.
# No son útiles, para avanzar en tal conceptualización, las posiciones rígidas y/o cerradas. No hay verdades absolutas.
# Entre los conceptos que debemos revisar están: “discapacidad”, “retardo mental”, “Necesidades Educativas Especiales”, “Integración”, “Inclusión”.
¿INTEGRACIÓN o INCLUSIÓN?
No nos interesa establecer una discusión bizantina al respecto, sino intentar ser precisos en las definiciones y en la utilización de los términos. Cada uno de estos términos tiene un sentido, un origen y una direccionalidad. No son sinónimos, por lo tanto su utilización no es indistinta; si bien ambos tienen algo parecido, también tienen su diferencia.
Hagamos ahora una breve reseña terminológica:
+ Integrar: “Dar integridad a algo; componer un todo con sus partes integrantes.”
+ Incluir: “Colocar una cosa dentro de otra o dentro de sus límites. / Contener una cosa a otra o llevarla implícita. / Comprender un número en otro mayor, o una parte en su todo.”
+ Insertar: “Incluir una cosa en otra.”
+ Desintegrar: “Separar los distintos elementos que entran en la composición de una cosa. / Descompletar.”
+ Excluir: “Echar a una persona o cosa del lugar que ocupaba. / Rechazar, descartar o negar la posibilidad de algo.”
+ Componer: “Formar una cosa de varias, reuniéndolas y colocándolas con cierto modo y orden, / Formar, constituir, dar ser a un cuerpo o agregado de personas o cosas, refiriéndose a las partes que constituyen un todo, respecto de este.”
+ Componente: “Que compone o entra en la composición de un todo.”
+ Colocar: “Poner a una persona o cosa en el lugar que le corresponde. / Acomodar a alguien, dándole algún empleo o estado.”
+ Contener: “Llevar, encerrar, abarcar una cosa dentro de sí a otra. / Refrenar, suspender el movimiento o impulso de un cuerpo.”
La utilización de los términos Integración o Inclusión en la Educación Especial, parecieran tener una misma intención, tal vez en el sentido de cada término, lo que se busca expresar con ellos es una misma intención, una dirección, ambos parecieran querer dirigirse a un mismo “punto de llegada”. Pero, creo que en cada caso, se parte desde distintos lugares, el “punto de salida” -o de partida- de cada concepto no es el mismo, por lo tanto es probable que no se llegue al mismo lugar. Un sujeto integrado, como parte integrante de un todo, indefectiblemente está incluido en el mismo. Mientras que un sujeto incluido, colocado dentro de algo, no necesariamente estará integrado al todo. La Integración - como acción o efecto de integrar- es un concepto más abarcativo, que conlleva la Inclusión como consecuencia.
Este análisis terminológico intenta aportar algunos elementos más para la reflexión que, en todo caso, lejos de cerrar un debate, sólo se propone para seguir pensando y recorrer un camino que recién se inicia. Cualquiera sea el posicionamiento, lo que sí es claro, es que tanto la Integración como la Inclusión son conceptos amplios, que van mucho más allá de la Educación Especial y que, por lo tanto, no pueden reducirse y cerrarse a la discusión dentro de las escuelas, ni del campo educativo.
¿QUÉ ES LA INTEGRACIÓN ESCOLAR?
Es permitir a un sujeto con discapacidad participar de una experiencia de aprendizaje, en el ámbito de la escuela común.
Es permitir que este sujeto pueda, desde sus posibilidades, construir sus aprendizajes junto con otros sujetos que tienen otras posibilidades.
Es aceptar las diferencias.
Es reconocer en la heterogeneidad la mejor condición para el intercambio (aprendizaje).
Es abrir el aula y la escuela a lo diferente.
Es una toma de posición.
Es un derecho de los sujetos que tienen alguna discapacidad.
No es un “favor” que hacemos a los sujetos con discapacidad.
No es una imposición, que nos llega desde algún lado.
No es una estrategia mágica.
No es sólo una cuestión de “buenas intenciones”.
Si entendemos al Aprendizaje como una construcción social, entenderemos que cada individuo desde su lugar realiza aportes y se enriquece en el intercambio con el otro. Así las diferencias, en lugar de ser un obstáculo para la tarea, son un factor fundamental que enriquece el aprendizaje y favorece el acceso a los distintos objetos de conocimiento. Además, con el contacto con las diferencias cada persona construye su identidad, se constituye como sujeto y aprende a reconocer al otro como alguien distinto de él, ni mejor ni peor, simplemente distinto. En este contexto, el alumno con discapacidad aprende a reconocer lo que puede y lo que no puede hacer; aprende con y de las diferencias, personales y de los otros. Con esto, también, aprenderá a reconocer y buscar su lugar en la sociedad.
¿A QUIÉN LE SIRVE LA INTEGRACIÓN ESCOLAR?
A Todos:
Al Alumno con discapacidad, porque construye sus aprendizajes en un espacio social próximo, que le es familiar, al cual pertenece y donde están sus pares más cercanos, sus amigos del barrio, sus vecinos. Porque el intercambio con otros sujetos, con mayores posibilidades, le permite un mejor desarrollo de las propias. Y porque aprende que, a pesar de sus dificultades, es aceptado en un espacio común, donde se irá constituyendo como sujeto, reconociéndose y afirmándose con sus posibilidades y limitaciones.
A la Escuela común, porque a los que transitan “normalmente” por ella (docentes y alumnos) les brinda la oportunidad de aprender a comprender, aceptar, conocer, compartir y vivir con las “diferencias”. Porque estos aprendizajes, más allá de ser contenidos curriculares, son la esencia misma de una sociedad abierta, democrática y progresista.
A la Escuela especial, porque abre sus puertas y sale a otras instituciones. Porque cuestiona y pone en crisis sus parámetros de “normalidad” y se enriquece con otros aportes.
Y porque se integra con otros niveles del sistema educativo, rompiendo aquellos cercos que históricamente se fueron construyendo, desde adentro y desde afuera.
A la Comunidad Educativa, que como pequeño todo social, aprende a reconocer y conocer las distintas partes que lo integran, pudiendo así comenzar a hacerse responsable de las personas diferentes que forman parte de ella.
¿QUÉ PASA, EN LA ESCUELA COMÚN, CUANDO TENEMOS UN ALUMNO INTEGRADO?
Cuando ingresa o tenemos en el grupo escolar un alumno con una discapacidad, pueden pasarnos muchas cosas:
... A veces, aparece el miedo, el temor a lo desconocido, porque además de ser distinto, es extraño, es como un “extranjero” en mí campo de “conocidos”. Y yo también me siento extraño ante él.
... A veces siento angustia, “me siento mal con él y ante él”.
... A veces lo rechazo, consciente o inconscientemente, “este pibe no debería estar aquí, ¿acaso no existen las escuelas especiales?”.
... Otras veces aparece la lástima, “¡Pobrecito!, me da pena, que haga lo que pueda. Bastante desgracias ya tiene”.
... Y casi siempre está la inseguridad, “¿Estará bien lo que estoy haciendo?. ¿No necesitará otra cosa distinta?”.
Junto con estos y otros muchos sentimientos posibles, también aparece la razón y nos preguntamos: “¿Estoy preparado -como docente- para trabajar con un alumno discapacitado?”. Y a esta pregunta retórica, muchas veces la respondemos: “Yo no estudié para trabajar con esta clase de alumnos”.
Estar preparado, ¿qué significa?, ¿qué quiero decir?,¿qué es estar preparado?; sus padres no estaban preparados para recibir un hijo discapacitado; la sociedad pareciera que tampoco, ¿la escuela?...¿Y los maestros?...
Es cierto que, los maestros de escuela común, en su formación profesional no abordaron este aspecto, pero se puede aprender. No es una cuestión de deseo o voluntarista, es una necesidad y un derecho. Y, cuando hay una necesidad y un derecho, hay una obligación. El sistema educativo, el Estado, está obligado y es responsable de promover y garantizar una capacitación adecuada.
La presencia de un alumno con discapacidad en la escuela puede “despertar” muchas cosas y nos abre un nuevo espacio de aprendizaje.
Todo aquello que sentimos y pensamos, ante un sujeto con alguna discapacidad, en sí mismo no es ni bueno ni malo, es lo que nos pasa. El asunto es ¿qué hacemos con eso que nos pasa?.
¿QUIÉN SE HACE CARGO DE LA INTEGRACIÓN?
La integración no es una tarea exclusiva de las escuelas especiales, sino que es un proyecto inter-institucional (inter-ramas); donde todos los docentes, de cada uno de los subsistemas que intervienen, están involucrados. Cada docente, desde su lugar y según sus posibilidades, aportará al proyecto. Así, será necesario tener una clara distribución de tareas y responsabilidades, en el marco de un trabajo colectivo, donde lo que cada uno hace suma y aporta para alcanzar los fines previstos.
Ahora, ¿qué sucede -muchas veces- cuando un alumno, de escuela común o derivado desde una escuela especial, es incorporado a un proyecto de integración?.
En muchos casos se observa una “delegación”, casi natural, de la responsabilidad en la atención del alumno, por parte de la escuela común hacia la escuela especial. Así dadas las cosas, el alumno integrado sólo trabaja cuando la maestra integradora está presente y el proyecto pedagógico es responsabilidad exclusiva de ella.
Y en algunos casos, no sólo aparecen estas cuestiones, sino un pedido explícito para que se trabaje con el alumno fuera del aula. En estos casos podríamos preguntarnos: ¿es esto integración?, ¿para qué sirve trabajar de esta manera?, ¿a quién le sirve?.
Es evidente que la Integración no es una tarea sencilla, no sólo por ser un proyecto de trabajo relativamente nuevo, con pocos años de desarrollo y en pleno proceso de construcción; sino porque además tenemos que trabajar en condiciones de trabajo inadecuadas, sin los recursos que se necesitan y sin contar con la capacitación que corresponde.
¿EN QUÉ CONDICIONES ESTAMOS TRABAJANDO?
Analizar las Condiciones de Trabajo es poner sobre la mesa el contexto cotidiano en el que desarrollamos la tarea; es poder mirar el conjunto de elementos, hechos y circunstancias que intervienen en nuestro trabajo; implica recorrer minuciosamente el escenario donde, a diario, se constituye el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Es fundamental analizar las condiciones de trabajo.
¿Por qué?...
... Porque el trabajo, la tarea que realizamos, no depende sólo de nosotros. Un proyecto de Integración no se realiza sólo con el deseo y la voluntad, no se reduce a una cuestión de actitud y buena intención, aunque estas sean necesarias para llevar adelante cualquier trabajo.
... Porque, muchas veces, los resultados obtenidos no son los esperados por las influencias que, sobre la tarea, ejercen las condiciones de trabajo. Así, a veces, solemos pensar que la integración no sirve, cuando en realidad lo que no sirve, no ayuda y se transforma en obstáculo, son las condiciones en que se desarrolla.
... Y porque si no somos capaces de analizar críticamente el marco en el cual se produce nuestro trabajo, seguiremos “tapando agujeros”, haciendo las cosas como si sólo dependieran de nosotros y sin exigir -a quien corresponde- que se cumplan con las condiciones necesarias para un buen trabajo.
Ahora, ¿qué hacemos mientras tanto?, ¿hay que generar, primero, las condiciones adecuadas para empezar a trabajar? Creo que la respuesta ya la tenemos, está en nuestra experiencia; mientras trabajamos debemos ir generando, mejorando y cambiando las condiciones. Estas no son producto exclusivo de una reflexión previa. Un análisis crítico de nuestro trabajo nos dará los mejores elementos.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos señalados, algunas de las cuestiones a revisar son:
Índice de relación docente-alumnos: ¿cuántos alumnos puede atender una maestra integradora? y ¿cuántos alumnos debe haber en un grado/año donde hay alumnos integrados?.
Relación docente-escuelas: ¿a cuántas escuelas puede concurrir una maestra integradora?.
Espacios de trabajo institucional e interinstitucional: ¿cómo organizar, sistematizar e institucionalizar espacios de trabajo conjunto?, ¿cuáles son los espacios que se necesitan para la planificación, seguimiento y evaluación de la tarea?.
Recursos: ¿con qué recursos humanos y materiales contamos? Y ¿cuáles se necesitan?.
¿CUÁLES SON LOS INSTRUMENTOS DE TRABAJO QUE TENEMOS?
Primero aclaremos: ¿que entendemos por Instrumentos de Trabajo?.
Los instrumentos de trabajo son aquellos elementos y estrategias que construimos y de las cuales nos apropiamos, para organizar y desarrollar la tarea.
No son un “vademecum”, ni un conjunto de recetas o prescripciones, que nos llegan desde algún lugar, sino que son producto de nuestro trabajo.
Hoy, entre otros, tenemos estos instrumentos:
El Proyecto de integración, que cada escuela -tanto la especial como la común- debe incluir en su Proyecto Institucional.
El Contrato/Acuerdo de integración, donde todos los que estamos involucrados en esta tarea (alumnos, docentes y familia) definimos y acordamos: objetivos, estrategias, acciones, responsabilidades, etc.
El Diagnóstico individual del alumno, un elemento fundamental para definir las posibilidades y limitaciones de cada sujeto, para poder organizar la tarea.
El Proyecto pedagógico para cada alumno, que debe ser conjunto (elaborado por la maestra integradora y la maestra de sala o año) y que es un organizador del proceso enseñanza-aprendizaje.
Las Técnicas de evaluación que construimos para ver cómo marcha el proceso enseñanza-aprendizaje, que nos permiten realizar ajustes y decidir acerca de la calificación y promoción de los alumnos.
Como podemos ver, todos estos instrumentos, en el caso de la integración, deben ser elaborados de manera conjunta entre todos los docentes de escuela común y especial, con la participación de maestros, técnicos y directivos.
Finalmente, creo que debemos mencionar y tener presente algunas estrategias de trabajo que hemos empezado a desarrollar y que tendremos que ir mejorando y profundizando, ya que su puesta en marcha han demostrado que son útiles y necesarias para seguir avanzando. Estas estrategias son:
Jornadas de trabajo Inter-rama para la difusión, intercambio, discusión y evaluación de la tarea.
Reuniones institucionales e interinstitucionales periódicas entre todos los docentes que intervienen en le proceso de integración.
Días de sede para las maestras integradoras, para sostener un trabajo en equipo y la pertenencia institucional.
Supervisión conjunta con la participación de las distintas ramas intervinientes, tanto a nivel directivo como desde las inspecciones.
Estos instrumentos y estrategias han sido producto de la experiencia, de la reflexión y del análisis crítico que hacemos de la tarea, donde intentamos sintetizar la relación dialéctica que existe entre la teoría y la práctica. Seguramente, en la medida que sigamos avanzando en ese sentido, seguiremos produciendo nuevos elementos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario